Wednesday, November 29, 2006

espíritu I


el ruido de la ciudad zumbaba en mis oídos / caminaba apurado, protegido por mis anteojos oscuros grandes vistosos / inútiles / las máscaras de piel pálida se abrían para dejarme avanzar / penetré el aire húmedo de Muñiz / relajé mis pasos sin dejar el balanceo / la cadena era un péndulo / la mirada / un pulgar dispuesto a hundirse en la carne rosada / diego / reposaba en un sillón bordó detrás de la puerta con vidrios / detrás de la verja / al fondo del pasillo / oscuro / la música vibraba en los auriculares / cerrados / los ojos / apenas se movían con ritmo pausado / los dedos / reggae / pobre despedida de la sonrisa de mara / labios rojos / traición / sus ojos / claros como reflejos / ambar / su pelo / no le dejó más / que un recuerdo entrecortado / la respiración / jadeante / y el frasco de esmalte en la repisa / encima / la tristeza que se instala / y el reggae / sólo puede resignarla / el reloj deja de marcar el tiempo / la vida era otra cosa / los dedos ya no se mueven / los ojos / cerrados / la piel queda marcada / con el pulgar filoso de mi mirada / prefiero disolverme en la bruma de la tarde / evitar el zumbido / en los oídos

Monday, November 20, 2006

consejos para sobrevivir en una ciudad saturada


Caminar a contramano, a contrapelo, a contravida, porque cada paso en contra, vuelve a una persona más "sí mismo".

Vacunar los sentidos con dosis iguales de propaganda y sentidos, hasta hacerlos vacilar frente a todo lo que parezca real.

Cruzar sesgadamente las avenidas, ignorando de ser posible, a los coches. En horarios pico, este consejo puede ser ignorado.

Realizar ejercicios cotidianos de soledad: en el metro, en los autobuses cargados, en las noches invernales mientras se resbala por veredas húmedas.

Desconfiar de los aparatos pequeños y de las personas gritonas, ambos inhiben la capacidad perceptiva de los duendes. Y, sin los duendes, los objetos cotidianos se vuelven inanimados.

Evitar todas las miradas, especialmente las directas, aquellas que encienden deseos irrefrenables. Si no se logra domesticar el ojo, al menos concentrarlo en las miradas que los otros se dirigen entre sí, las que se detienen en un detalle del vestido, en una curva de los cuerpos, en el detalle de unos labios. Las que dilatan la pupila.



Nota: Las ciudades saturadas se recargan de energías, de pasiones, de deseos fallidos; no necesariamente se trata del prototipo de ciudad grande, ya que a veces la laxitud de las costumbres, el ejercicio del tai chi o la proximidad del mar disuelven sus nudos más árduos.

Wednesday, November 01, 2006

poesía confusa


escribir un poema decente / no puedo / postear belleza poética / en este blog / que iba a ayudar / mientras hay gente emocionándose / con los pegajosos cuentos de poldi berp / hay compañeras que escriben dulce de leche / en bonitos power points / y los poetas deambulan por los blogs /¿qué es poesía? / Facundo me rescata a Casas, "que es un grosso" / el maestro Walter bardea a fernanda-la-guna / y cualquiera escribe de nada / no sé si me gusta o me espanta este paisaje / será el efecto jalowin / encima están / los fantasmas de adentro / los peores / los miedos de la vida / más reales / menos glamorosos / ¿serán poesía? / mientras los bahien-ses escriben párrafos provocadores / y se suben al olimpo-vox / y Diego De Lucía seguirá su barroco barrial y cordobés / Ale Díaz se enamorará de la vida, la guitarra y los breves caramelos que musita / no se puede academizar / criticar / escribir / pretender / todo al mismo tiempo / no se puede / pedazos de vida / ¿es eso poesía? / no / sí /pero sin creer / demasiado