Friday, June 30, 2006

aullido - fragmento allen ginsberg


He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas, arrastrándose de madrugada por las calles de los negros buscando el pico rabioso, ángeles rebeldes quemando por la vieja conexión celestial hacia la dinamo estrellada en la maquinaria de la noche, que pobres y andrajosos y ojerosos y colocados se pasaron la noche fumando en la sobrenatural oscuridad de agujeros flotando sobre las azoteas de las ciudades contemplando el jazz, que vaciaron sus cerebros al Cielo bajo el metro elevado y vieron ángeles musulmanes vacilando sobre edificios iluminados, que pasaron por las universidades con radiantes ojos descarados alucinando Arkansas y la trágica visión de Blake entre los eruditos de la guerra, que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas del cráneo, que en calzoncillos y escondidos en sucias habitaciones, quemaron su dinero en las papeleras y escucharon el Terror a través de la pared, que fueron cogidos por sus barbas públicas cuando regresaban a Nueva York desde Laredo con marihuana en el cinturón, que comieron fuego en hoteluchos o bebieron trementina en Paradise Alley, matando o flagelando sus torsos noche tras noche con sueños, con drogas, soñando despiertos, alcohol y verga y testículos sin fin, incomparables calles sin salida de nubes vibrantes y relámpagos en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando a todo el mundo inmóvil del Tiempo por entremedio, solideces de peyote por los pasillos, madrugadas de árbol verde en el jardín del cementerio, borracheras de vino en las azoteas, barrios de almacenes cruzados con coche drogados con el neón de los semáforos parpadeando, vibraciones de sol y luna y árbol en los rugientes atardeceres invernales de Brooklyn, cubos de basura ruidosos y bondadosa luz de la mente, que se encadenaron en el metro para el interminable trayecto de Battery al Bronx sagrado cargados de benzedrina hasta que el ruido de las ruedas y de los niños les hizo bajar con los dientes podridos temblando y la mente hecha polvo y seca de inteligencia en la triste luz del Zoo...

brindamos por Allen Ginsberg, 1955-56

Thursday, June 29, 2006

humor, chocolate y sexo

mi amigo Ignacio se pregunta cómo recuperar el humor y busca en los cristales mágicos del azúcar... yo le escribo que eso sirve, pero prefiero un chocolate enorme (esas barras de chocolate de bariloche) y luego pienso que también se levanta el ánimo un rato de sexo, pero no un momento rutinario sino algo sorpresivo, salvaje, el encuentro a la vuelta de la esquina... esos encuentros de los que uno vuelve con una sonrisa en los labios y muuuy relajado...

también me ayuda a recuperar el humor hacer algo nuevo: desarmar la rutina, proponerme algo distinto, cambiar la mirada sobre las cosas... a veces es sólo una ida al cine, inesperada, a veces detenerse a mirar un paisaje desde un lugar diferente, o con "ojos nuevos"... encontrar a un viejo amigo, tomar un café con alguien copado o descubrir la maravilla y la originalidad que se esconde adentro de algunas personas, y salen apenas con el brillo de una mirada...

eso también me entusiasma
como no siempre se dan todas estas cosas, lo resumí como en el título: chocolate y sexo

Monday, June 26, 2006

venas



se desliza por mis venas
una serpiente
se adormece
mientras trabajo
en las noches
despierta


se retuerce

cuando estoy más solo
recela de cada conquista
controla
observa desde el rincón pudoroso de mi sexo
se asoma destructora
me violenta
hasta ganar

satisfecha

duerme
mientras dejo caer

una lágrima silenciosa

Wednesday, June 21, 2006

vagar II

quiero andar la ciudad
subirme la solapa del abrigo
rodar

sacudir el cuerpo sobre los adoquines

demorarlo en el asfalto y dudar
en las esquinas

esperar
un golpe de brisa
un perfume que sugiera

el abrigo mullido del pasto

la sombra protectora

árboles que gimen
pasados
voces que susurran
detrás
de las paredes descascaradas
allí donde se rompe el revoque

donde los ladrillos sangran desnudos

historias acalladas
sorprenderme

huir

hipnotizar los ojos heridos de vida

para que no los seque el tiempo
y no
reposen tranquilos
en la plaza silenciosa

a la sombra de la noche

esperando

Tuesday, June 20, 2006

descubriendo a sarah kane


Por varios caminos, estas últimas semanas, se me apareció la intensidad dolorosa de Sarah Kane, una dramaturga de textos duros que se suicidó en 1999, a los 28 años. Fernando me abrió la puerta a una edición local de su libro y hoy lo conseguí.
Será cuestión de invocarla, cada tanto, para "ver".

C: Que se muera el día en que nací.

Que la oscuridad de la noche lo espante.
Que las estrellas de la noche sean negras
Que no vea nunca los párpados de la mañana
Por no cerrarla puerta del vientre de mi madre.

B: Lo que tanto temo viene hacia mí


C: Te odio


B: Te necesito

Friday, June 16, 2006

Los consejos de Chejov

Chejov sigue siendo inspirador, así que transcribo la selección de consejos que apareció en el suplemento Radar en Noviembre 05, extraídos a su vez de "Sin trama y sin final: 99 consejos para escritores", edición de Piero Brunello, y que comentamos hoy con Facu.

> Uno no termina con la nariz rota por escribir mal; al contrario, escribimos porque nos hemos roto la nariz y no tenemos ningún lugar al que ir.

> Cuando escribo no tengo la impresión de que mis historias sean tristes. En cualquier caso, cuando trabajo estoy siempre de buen humor. Cuanto más alegre es mi vida, más sombríos son los relatos que escribo.

> Dios mío, no permitas que juzgue o hable de lo que no conozco y no comprendo.

> No pulir, no limar demasiado. Hay que ser desmañado y audaz. La brevedad es hermana del talento.

> Lo he visto todo. No obstante, ahora no se trata de lo que he visto sino de cómo lo he visto.

> Es extraño: ahora tengo la manía de la brevedad: nada de lo que leo, mío o ajeno, me parece lo bastante breve.

> Cuando escribo, confío plenamente en que el lector añadirá por su cuenta los elementos subjetivos que faltan al cuento.

> Es más fácil escribir de Sócrates que de una señorita o de una cocinera.

> Guarde el relato en un baúl un año entero y, después de ese tiempo, vuelva a leerlo. Entonces lo verá todo más claro. Escriba una novela. Escríbala durante un año entero. Después acórtela medio año y después publíquela. Un escritor, más que escribir, debe bordar sobre el papel; que el trabajo sea minucioso, elaborado.

> Te aconsejo: 1) ninguna monserga de carácter político, social, económico; 2) objetividad absoluta; 3) veracidad en la pintura de los personajes y de las cosas; 4) máxima concisión; 5) audacia y originalidad: rechaza todo lo convencional; 6) espontaneidad.

> Es difícil unir las ganas de vivir con las de escribir. No dejes correr tu pluma cuando tu cabeza está cansada.

> Nunca se debe mentir. El arte tiene esta grandeza particular: no tolera la mentira. Se puede mentir en el amor, en la política, en la medicina, se puede engañar a la gente e incluso a Dios, pero en el arte no se puede mentir.

> Nada es más fácil que describir autoridades antipáticas. Al lector le gusta, pero sólo al más insoportable, al más mediocre de los lectores. Dios te guarde de los lugares comunes. Lo mejor de todo es no describir el estado de ánimo de los personajes. Hay que tratar de que se desprenda de sus propias acciones. No publiques hasta estar seguro de que tus personajes están vivos y de que no pecas contra la realidad.

> Escribir para los críticos tiene tanto sentido como darle a oler flores a una persona resfriada.

> No seamos charlatanes y digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada. Sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo.

> No es la escritura en sí misma lo que me da náusea, sino el entorno literario, del que no es posible escapar y que te acompaña a todas partes, como a la tierra su atmósfera. No creo en nuestra intelligentsia, que es hipócrita, falsa, histérica, maleducada, ociosa; no le creo ni siquiera cuando sufre y se lamenta, ya que sus perseguidores proceden de sus propias entrañas. Creo en los individuos, en unas pocas personas esparcidas por todos los rincones –sean intelectuales o campesinos–; en ellos está la fuerza, aunque sean pocos.

Wednesday, June 14, 2006

Kerouac... otra vez

siempre vuelvo a esos pedazos quebrados de vida... a identificarme con alguna frase o a saborear tantos textos, además de "En el camino"...

“Corrían por la calle juntos, entendiéndolo todo del modo en que lo hacían aquellos primeros días, y que más tarde sería más triste y perceptivo y tenue. Pero entonces bailaban por las calles como doncellas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un ‘ahhh’...”

Sunday, June 11, 2006

contrasentido


anteojos solitarios
paredes grises al sol

no blancas

ya

no crujen

los pasos
sobre las hojas de otoño

acarameladas

sin sabor
los gritos
pegados al cemento

viento de mármol

sombra que dice "hubo sol"

la reja
solemne
cuida que no entre el tiempo

cementerio

Wednesday, June 07, 2006

subtes I

Lleva el traje habitual con la pollera ceñida, tiene el cabello recogido y los anteojos de marco elegante. Lee una revista, mientras sujeta la carpeta y, con la otra mano, se sostiene de la barra. El subte está lleno de gente.

El vagón se sacude rítmicamente, los cuerpos se mueven. Ella está leyendo cuando siente una ligera presión. Descarta el temor, pero mira el reflejo en el vidrio, que funciona como espejo entre estación y estación. Atrás, dándole la espalda, un hombre joven de traje gris. Tiene el cabello castaño peinado con gel.

Se vuelve a concentrar en la lectura. Unos segundos más tarde lo siente de nuevo. El vaivén hace que las espaldas se toquen. Por momentos, los glúteos. Hay mucha gente, es un contacto casual, sólo eso. Pero no puede continuar la lectura. Sus ojos permanecen fijos en las mismas letras. En realidad, piensa, no está sucediendo nada especial. Él está de espaldas, no la busca, sólo sucede.

Vuelve la mirada al juego de espejos. Alcanza a distinguir una camisa clara, gira la cabeza con disimulo y advierte que lleva corbata. El cabello le cae sobre los ojos y sólo ve una barbilla marcada. Lee algo, posiblemente un libro. Ella vuelve a su revista.

Ahora de nuevo. El vaivén aumenta el roce. Él apenas se mueve, se afirma en el pie derecho y ella siente que uno de sus glúteos se tensa y la roza. Se aparta. Vuelve. ¿Qué estará pensando? De nuevo el contacto. La leve caricia. Ella se apoya levemente, blanda. El tensa de nuevo sus glúteos y la domina. ¿Será su imaginación? El tiempo se detiene.

Tiene que bajar en tribunales. Duda en girar la cabeza. Quiere hacerlo, pero no debe. ¿O no puede? Mira al frente, el tren sigue camino y ella sube la escalera mecánica con el corazón exaltado. Se sumerge en su rutina de oficina y abogados, pero no puede dejar de pensar. No se anima a contarlo… ¿qué contar?

La vida retoma su ritmo, esa noche se olvida del tema entre la casa y los chicos. ¿Hizo bien? La mañana siguiente la encuentra de nuevo en el andén de Plaza Italia. Se ha puesto un perfume importado, pero ya no lo vuelve a ver.

Friday, June 02, 2006

vagar

arrastro mi sombra por el empedrado; hoy el día duró más que lo habitual... ¿por qué no acurrucarme en el umbral oscuro y dejar que la luna siga su camino, sin mí?


- te seguí hasta buenos aires
- sé que estás cansado de seguirme, dulce, ¿por qué no abandonás?
- no puedo, ¿qué haría?


si el agua está fría, mejor entrá de golpe, sumergite sin pensar
¿y si el miedo me aprieta el corazón y me duele?
dejate llevar
es que no sé
nadie sabe

rigoletto. un sillón mullido. la espalda se hunde. unas manos se deslizan sobre los hombros. tiran de la cuerda. el cuerpo es un títere. la mano trepa por adentro, desgarrando. se detiene. los ojos se derraman. silencio. maría callas termina de cantar.


toda la gente está a la intemperie. busca abrigo. inútil.


¿que me querés? ¿que te quiero?
perdonás mis púas, sí, pero tu sendero está sembrado de vidrios rotos
que se clavan en la planta de mis pies
al final, no puedo