Biografías apócrifas I
Nelson Arestizábal (Buenos Aires, 1969 – Dock Sud, 2005)
Nelson Arestizábal creció en el barrio porteño de Paternal. Los orígenes modestos y su incipiente experiencia laboral como repartidor de pizza le sirvieron para compenetrarse profundamente en el alma de los sectores populares urbanos y volverse su representante indiscutido.
Este excepcional narrador, que se formó en el taller del periodista Edelmiro Martínez, probó sus primeras armas literarias con relatos eróticos publicados en el Mensuario “
Adquirió un temprano reconocimiento en 1993, cuando apenas contaba con 24 años y fue galardonado con el premio “revelación” en el “Salón de Artistas Jóvenes” de San Antonio de Areco por su trabajo “La búsqueda del paraíso entre Porcel y
A medida que sus trabajos, no exentos de polémica, se hacían conocidos entre los poetas de su generación, inició una publicación ininterrumpida de sus obras en la editorial Vignoles-Arestizábal, que heredó de un tío gráfico en el año 1995. Entre los títulos más destacados cabe mencionar “Vení que te atornillo” –un suceso de ventas en la librería del Centro de Camioneros- , “Desventuras de un cantante de cumbia”, “El manguera y el amor de las mujeres” y “Qué llorás si en el fondo te gusta, puta”. El tono de este último título generó un debate académico entre los cultores del realismo ordinario y los tradicionalistas, suceso que hizo acrecentar su fama de polemista. Así se volvió un escritor renombrado en los principales medios periodísticos y se granjeó el contacto con artistas de televisión y funcionarios del área de cultura. En uno de sus recitales “al aire libre” conoció a la que sería su pareja durante más de diez años, Vilma Parra, que trabajaba en el gobierno municipal.
En el año 2000 alcanzó el reconocimiento artístico, ya que varias de sus obras fueron publicadas por
En paralelo con su febril actividad literaria, alcanzó notoriedad al criticar públicamente el modelo frívolo dominante en la televisión, conocido informalmente como “pizza y champagne”, y proponer una alternativa popular que sintetizó como “mostacholes y amargo serrano”. Se convirtió así en un verborrágico polemista en ciclos periodísticos como los conducidos por Mauro Viale, Jorge Rial, Santos Biasatti y Mariano Grondona.
Al comenzar el nuevo siglo su producción se incrementó aún más y Nelson alcanzó un record en el ritmo de sus ediciones, que llegaron a treinta y seis títulos publicados en el año 2001. Paralelamente, alcanzó madurez conceptual y fluidez narrativa, con un estilo que se hacía eco del diálogo sencillo de la gente de ámbitos populares. Entre sus publicaciones más destacadas de esta época se pueden mencionar “La doméstica boliviana”, “El sendero de Rodrigo” y “Sopapeame el pepino”. El éxito se vio acompañado de nuevas polémicas, ya que algunos críticos no llegaban a comprender que la ausencia de correcciones obedecía a la intención de conservar la pureza de la voz de la gente común. Paradójicamente, su prosa elaborada tampoco fue reconocida en los mencionados ámbitos populares, que hicieron caso omiso de sus denodados esfuerzos por representarlos.
Nuevos reconocimientos esperaban aún. Los homenajes se sucedieron en el año 2003, recibiendo un premio especial del jurado en el “Salón de arte social” que organizó Marisa de Anchorena y en diversos happenings desarrollados en tiendas exclusivas de Palermo Soho.
Falleció en un confuso episodio de tránsito. El hecho se produjo cuando el literato se desvió del puente que comunica al barrio de
1 Comments:
increible
zarpado
turbio
la verdad no sabía nada de este don nelson .. gracias por el develamiento che!
un abrazo!!!
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